el machismo de Bachelet

a no dudarlo, una de las grandes espadas de doble filo de la candidata de la Concertación es su género. Se trata de un beneficio a la hora de tener un contacto llano y afectivo con el electorado, de expresarse con soltura y honestidad raramente vista en sus compañeros masculinos. Además, en tiempos en que se pretende mejorar la posición y la renumeración de las mujeres -que actualmente reciben un 40% menos que los hombres por desempeñarse en el mismo cargo- una mujer presidenta es una señal poderosa.
Sin embargo, muchas de las dificultades que enfrentan las mujeres en su inserciòn en el trabajo son también futuros desafíos para Bachelet. Para empezar, ser consideradas mujeres en el sentido global del término y no meramente minas. De ahí que estoy seguro que en los primeros meses de su gobierno la Bachelet tendrá que pararle el carro a más de un ministro demasiado estusiasta que se escapara con los tarros.
Pero en fin, donde quiero llegar es al famoso enojo de la Bachelet por que a Eyzaguirre se le soltó decirle mi Gordi. La verdad no me parace nada tan grave y la reacción de la Bachelet es pura alharaca machista. Osea, nadie se molesta porque Zaldívar sea el Chico Zaldivar, Osvaldo Puccio sea Pablo Mármol o que a Insulza lo molestaran con eso de ser un Panzer (que obviamente también aludía a esa prominente cabida estomacal que uno desarrolla con los años, muaha). ¿Por qué viene entonces la Michelle con tanta sensibilidad epidérmica? Sobretodo si está dicho en el tono amable y afectuoso que lo dice Eyzaguirre. No creo que le halla faltado el respeto por decir algo así y, si así fuera, los oídos de Michelle probablemente no hubiese resistido ni siquiera una reunión de Gabinete donde, supongo, no todo son buenos modales.

matias