martes, marzo 21, 2006

crónicas practicantes


cruzo la puerta de cristal y me enfrento a una secretaria que me pregunta si tengo cita. "Sí" repondo tímido, "a las 3". Son las 2:50 y he llegado con los 10 minutos de antelación que permiten creer que soy un tipo puntual y formal, aunque lo dudo.
Luego de un rato, un tipo de cerca de 26 años me hace pasar a una oficina cerrada. Tal como lo intuyo, vienen cargado con las predecibles preguntas. Son las típicas: "qué hago... que actividades hiciste en la universidad, que más te gusta hacer". Voy saltando cada una de las preguntas como si esto fuera saltar la cuerda a los cinco años. Voy bien hasta que me preguntan qué característica de mi me desagrada. Me pillan volando bajo y en un arrebato de sincericidio afirmo: "realizar tareas complejas me resulta más motivante y fácil que las tareas rutinarias". No me entienden bien y empiezo a dar vueltas sobre mí mismo, medio confundido y a tropezones de mis propias palabras.
Creo terminar la entrevista con una sensación un poco nebulosa de quwe era una buena práctica pero que quizás no quedé por esa pregunta. Me voy a la casa disfrazado y cavizbajo. Cheleo al anochecer y me quejo amargamente de estar a mediados de marzo buscando práctica. Mientras dijo esto desconozco que me han enviado un mail aceptándome. El martes siguiente ya estaré sentado en mi escritorio frente a mi primeras tareas.

Consultora Pineal, ahi vamos...


matias

3 comentarios:

Pablo Alfaro dijo...

Felicitaciones won. Que salga todo bien.

Anónimo dijo...

best regards, nice info »

Anónimo dijo...

Keep up the good work » » »