los ojos vendados de Chile

Dedique este fin de semana a pintar unos lienzos para mi campaña y acto seguido huí a la playa para tener un tiempo conmigo mismo, solo. Entremedio de dicho retiro me encontré con el libro de Andrés Oppenheim llamado "Ojos vendados" que, en pocas palabras, relata cómo en sendos casos de corrupción o narcotráfico tuvieron la colaboración o se vieron involucrados en ellas bancos estadounidenses. el libro se desarrolla a través de 3 casos: los pagos de 37US$ por parte de IBM a los ejecutivos de Banco Nación en Argentina para adjudicarse una licitación de 250 US$, los 100 US$ que el hermano del ex-presidente mexicano Carlos Salinas acumuló durante el período de su hermano y que los tenía en cuentas secretas del Citybank, y el lavado de dinero del mayor narcotraficante mexicano, el Señor de los Cielos, a través de "bancos fantasmas" en las Islas Caymanes (que no tenían oficina ni empleados) que luego eran transferidos al Citybank.
El autor muestra, sin resentimientos anticapitalistas, como el Acta Antisoborno en el exterior de 1977 que le prohibe a las corporaciones o transnacionales gringas sobornar a funcionarios públicos de USA o del extranjero, fue dificil de aplicar en todos dichos casos de "delitos de guante blanco" y propone que, si EEUU quiere ser consecuente con exigirle mayor transparencia a los países sudamericanos, debe mejorar la legislación y fiscalización en la banca y las empresas estadounidenses.
Dicho tema me dió para pensar que, si en Chile existiese algo así como el Acta Antisoborno se podría juzgar en Chile a Luksic por pagar sobornos a funcionarios públicos peruanos. Porque no podemos vanagloriarnos de andar exportando corrupción, en el entendido de que el Chile (al parecer) no es una práctica común pero en otros países de América Latina sí lo es. En vez de eso, hemos echado mano de defensas corporativas y del manoseado discurso de que se trata de un prejuicio antichileno. Nuevamente no se trata de un resentimiento contra quienes poseen las grandes fortunas del país, sino de que debe quedarnos suficientemente claro que el comportamiento comercial de nuestros empresarios en el exterior sea éticamente idéntico que el que realizan acá. Sino, es sólo pura hipocresía.

matias